domingo, 12 de julio de 2009

La solución.

En el valle de los desesperados
no es la luz la que mengua
los ojos son los que fallan.

En el llanura de la angustia
es el alimento el que no falta
son los silos que abundan.

En el desierto del dolor
el consejo debiera ser franco
pero los maestros mendigan.

En la planicie sangrienta
la cura existe
los doctos buscan oro.

En la tierra mentada
sobran las palabras
y los poetas se callan.

En dicho lugar
el arte busca la alfombra roja
y transa por una mansión.


© Fabricio Franco Talero +57(311)811 85 35

jueves, 9 de julio de 2009

Elección.

Luz de día,
largas horas,
ha marchado.

Resuena,
sorda monotonía,
profunda,
la noche habitual.

Familiares imágenes ininteligibles,
negrura vacía.
Fantasmas moribundos,
fisionomía espectral.

Caen parpados queriendo despertar,
oídos oyen queriendo escuchar,
el pecho clama su agonía,
previendo certidumbre,
seguro, del estertor final.

La vida acoge,
la muerte aguarda,
el sereno frisa la cara,
el medio día puede destinar.

Dejar de ser,
no sea muerte.
Vivir,
no es los dedos chasquear.

Así,
estas letras.
Así,
reencarnar.



© Fabricio Franco Talero +57(311)811 85 35

sábado, 4 de julio de 2009

Ruido.


Letra por letra, palabra por palabra dudo alcanzar fin en cada línea. Uno a uno, tiempo a tiempo, la carne y los huesos en cada dedo de las manos, se hunde en el cuadriculado plástico grabado con garabatos de la computadora portátil, que otrora me acogiera, cálida y fecunda.

Escribo. Escribo. Escribo. Escribo engañando al tiempo y a la noche que me hallan mórbido en este instante meridional. Puesto el punto la confusión no mengua, no recuerdo ahora un instante que no haya sido mediocre, momentos antes no tenía que escribir y ahora temo por mi honra, pero cuando menos ya he blasfemado unas cuantas líneas, que me dan la excitación del desorden en el paroxismo de la batalla. Es una infamia vomitar así sobre el inmaculado papel blanco, abrigando la ilusión estúpida de hallar la gloria en la evacuación Insulza; pero el “tras bambalinas” también tiene una estética y un propósito. No salvo está el deseo de brillo, pero si al caso, la propia vida en la mañana conservo, he de darme por bien servido al poder recorrer a pie las calles, intentando engañar a la historia y al día.

La noche aun termina.


© Fabricio Franco Talero +57(311)811 85 35