domingo, 10 de enero de 2010

Naturaleza Humana.


Los jardines, justo en el amanecer de los tiempos, aparecen como producto directo del ocio humano y la tendencia del mismo hombre a, antropomorfizar los elementos de su entorno. Es así como de la madre naturaleza; rocas, plantas, agua, peces, aves, elementos artesanales y demás, adaptan su naturaleza individual a un contexto más amable y propicio a las necesidades y expectativas de belleza de la naturaleza humana, llegando sin esfuerzo a ser también, dichos jardines, la representación de ideales y gustos filosóficos anidados en cada cultura.

El jardín en miniatura, mejor conocido como Bonsai; del japonés bon=bandeja, sai=plantar, es el arte de cultivar plantas en miniatura y pese a su etimología japonesa, se le encuentra en otros universos humanos. Registros históricos datan su existencia en China y Egipto en edades anteriores a las Cristianas. Con todo, ha sido la influencia oriental chino-japonesa la que los ha traído a occidente, con toda su carga filosófica y contemplativa proveniente del shintoismo japonés; su visión de lo superior, los poderes buenos y malos del agua, la tierra y los hombres divinizados. Así como de China, la explicación budista del universo humano; el karma, el dharma y el vehículo hacia el despertar. El bonsái hoy por hoy, concretamente en Colombia, constituye un elemento decorativo exótico, sofisticado y de buen gusto, cuya presencia transporta al observador a través del poder de la voluntad, la planeación, la toma de decisiones acordes con la naturaleza del entorno y las circunstancias que han permitido al hombre transformarse y adaptar su medio ambiente con belleza y armonía para un mejor vivir.

Gracias a la gran biodiversidad existente en Colombia, las especies utilizadas para tal arte van en aumento; rosas, cipreses, acacias, arbustos, árboles frutales, el tradicional pino y muchos otros se incluyen en el arsenal de los fanáticos. No hace falta mucho para llegar a un bello especimen, solo se requiere entusiasmo, mucho amor, dedicación y una conexión a internet que permita la investigación. El resto lo enseña la misma planta.



© Fabricio Franco Talero +57(311)811 85 35

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